Sus obras se inician en 1613 gracias a la colaboración del tío del Duque de Lerma, Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de Sevilla. Se encarga la construcción para ampliar una iglesia existente a fray Alberto de la Madre de Dios.
Su planta es de salón con tres naves y junto al edificio se eleva una torre sobre la que se colocó el típico chapitel herreriano de los Austrias. En el interior el retablo mayor, al que ha sustituido otro del siglo XVIII, fue realizado por Francisco Velázquez y la decoración escultórica pertenecía Gregorio Fernández.
En el presbiterio se encuentra la estatua en posición de rezo del arzobispo de Sevilla anteriormente señalado, llevada a cabo por Juan de Arfe y Lesmes Fernández del Moral según el estilo de Pompeyo Leoni. Son interesantes y valiosos el órgano de 1616 de Diego Quijano y la mesa de taracea de estilo italiano del siglo XVII.
El Arzobispo de Sevilla, Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, tío del Duque, concibió el proyecto de dotar a Lerma de una Iglesia de grandes dimensiones, no culminando el proyecto.
El duque retoma los planos, adaptandolos al estilo herreriano y ampliándola considerablemente. El Duque continuó la obra emprendida, dotándole de mayor amplitud, altitud y conservando las bóvedas de estilo gótico. Los planos son obra del arquitecto carmelita Fray Alberto de la Madre de Dios, que en 1613 inició la reforma. De planta de salón con tres naves, dispone de girola y capillas laterales, coro, trascoro, contaduría y baptisterio. Mide 222 pies de largo, 77 de ancho y 51 de alto; costó la fábrica unos 80.000 ducados.
A petición del Duque, la parroquia de S. Pedro fue convertida en Colegiata por el Papa Paulo V, recibiendo de Su Santidad una Bula designando a la Abadía, “nullius diócesis”, con dependencia directa de la Santa Sede e independencia total del Arzobispado de Burgos.
La fachada sur destaca por la monumental portada principal, con dos columnas dóricas sujetando un entablamento decorado con los escudos ducales en las metopas, coronado por cornisa rematada por bolas. En el centro, una hornacina con frontón semicircular y la imagen de S. Pedro. Como curiosidad, destaca la puerta que es la original de 1616 de madera de pino y clavos de bronce.
El bello retablo mayor es de estilo barroco, con abundante decoración, toda ella dorada, columnas salomónicas, decoración vegetal, estípites, amorcillos.
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