Hasta la segunda mitad del siglo xvi Covarrubias estuvo totalmente amurallada. Fue entonces cuando, a fin de combatir una peste que asolaba la Villa, el divino Valles, médico personal de Felipe II, y oriundo de Covarrubias, ordenó derribar las murallas para que el viento sanease las calles. La muralla debió tener tres puertas, la correspondiente a la entrada por el puente perduró hasta 1888, y está representada en el escudo de la villa. De todas formas, aún conserva Covarrubias buena muestra de aquellas tremendas murallas, tanto en el lado del río (el paseo de la Solana), como en el interior del pueblo, junto a la Iglesia de Santo Tomás.
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