El origen de las magníficas Murallas de Burgos se remonta en la Baja Edad Media, precisamente en el siglo XIII, aunque tuvo muchas modificaciones en los siglos posteriores. La longitud original era de aproximadamente 3,5 kilómetros, contaba con 93 torres, 12 puertas y una altura máxima de 13 metros.
Su construcción tomó lugar para defender el Castillo de Burgos de los ataques de los enemigos de la Corona, así como también para separar la zona urbana de la zona rural. Actualmente, en la parte externa del castillo se realizan recorridos explicativos a través de pasarelas metálicas para los turistas.
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